«La arquitectura no puede parar desastres naturales, pero sí puede ayudar a las personas a estar mejor preparadas para enfrentarlos.»
Alejandro Aravena, arquitecto comprometido con el diseño sostenible y resiliente
Como estudiante extranjera y a los pocos meses de llegar a Valencia, la preocupación de mis familiares fue enorme, pero no compartíamos preocupaciones mi mente solo estaba enfocada en ayudar.

En Ecuador, mi país de nacimiento, el 16 de enero del 2016 hubo un terremoto de una magnitud de 7.8 arrasando con miles de vidas atrapadas bajo edificios. Toda estas tragedias me recuerdan no solo la fragilidad de nuestras ciudades, sino también la responsabilidad de la arquitectura para diseñar espacios resilientes que se adapten a los desafíos climáticos.
La Dana fue ese detonante en la responsabilidad de un arquitecto o ingeniero que debe brindar seguridad a sus usuarios ya que la arquitectura no solo responde al presente sino que también a un futuro, al anticiparlo junto con medidas de un diseño consciente para minimizar el impacto aunque muchas veces sea inebitable.
EJEMPLO: Proyectos que integran sistemas de drenaje natural, como los «sponge cities» en China.